La crisis económica, una cárcel de cuatro paredes

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Son muchos los meses, que llevamos escuchando que nuestro país está atravesando una fuerte crisis económica. Al igual que los desastres naturales, la crisis, un fenómeno hasta cierto punto predecible, ha ido arrasando con todo a su paso. 

Hoy en día, en las calles, en las conversaciones entre amigos, todos hablan de «la crisis». No estoy aquí para hablar de política, ni de economía, ni de los errores que se han cometido o dejado de cometer. Me gustaría hablar de una de las muchas caras que, posee este devastador fenómeno. Una cara, a la que muchas personas de este país han tenido que enfrentarse. Un enfrentamiento derivado de personas que han perdido su trabajo, sus bienes, e incluso, de quienes lo han perdido todo.

¿Cómo afecta esto a la salud psicológica de las personas?  

Se trata de una situación que amordaza y encarcela a muchos ciudadanos. Personas, que apenas tienen recursos para llegar a fin de mes. Gente, que lucha día a día por encontrar un trabajo. Jóvenes, altamente cualificados, que no consiguen  la oportunidad de poder demostrar su valía. Todo esto se reduce, con suerte, a una vida entre cuatro paredes. 

Los días de levantarse pronto para acudir al trabajo, de tener una rutina laboral, de sentirse una persona realizada y de provecho, se han acabado para muchas personas. Muchos de ellos, ahora se sienten aprisionados dentro de su propia casa. 

Personas, que se encuentran día con un muro ante sí, frenados por la imposibilidad de ver sus aspiraciones cumplidas. La importancia de tener trabajo, ya no es meramente económica. Las consecuencias no son solo monetarias, sino que puede generar daños mucho más terribles: 

  1. Se trata de un fenómeno, que afecta a nuestra autoestima. Nos convierte en personas inseguras, desconfiadas y temerosas. Puede generar dudas sobre quiénes somos realmente, dañando el concepto que uno tiene de sí mismo.
  2. Genera ansiedad, desasosiego e insomnio. La ausencia de rutina laboral, crea un extraño efecto, como si dentro de esas cuatro paredes «todos los días fueran Lunes». Cada día hay que volver a empezar, emprender la marcha,como si de un reto se tratase. Para que cuando llegue la noche, el resultado siga siendo siempre el mismo. 
  3. Nos lleva a una sensación de pérdida y de falta de control. Ese no saber a dónde ir, no saber dónde estaremos dentro de dos meses, ni si quiera dentro de un año. Llega la impotencia, invadiendo el ambiente, enrareciéndolo, haciéndonos creer que hemos perdido el control sobre nuestra propia vida. 
  4. No nos olvidemos de la pena, la apatía e, incluso, la depresión. Todo a nuestro alrededor cambia, nada es lo que era. La situación se dificulta por momentos, lo que puede llevarnos a dudar de que realmente exista una salida. Todos nuestros sueños, nuestras aspiraciones, se agolpan uno tras otro, esperando, cada vez más impacientemente, a ser atendidos. Y mientras tanto, nosotros tenemos las manos atadas. 
  5. Evidentemente, esto no sólo nos afecta a nosotros, sino que también puede derivar en problemas familiares o de pareja. Las personas que más nos quieren, también sufren ante nuestra situación. Todos los efectos mencionados anteriormente, pueden llevarnos a cometer errores, a culpabilizar de nuestra situación a aquellos que tenemos más cerca. Lo que, por supuesto, no es ni mucho menos la salida más optima. 

Podría seguir deshuesando cada una de las caras de nuestro devastador fenómeno, pero quizás sea más importante, hacer incidencia, en qué podemos hacer para combatir esta desagradable situación de la mejor manera posible:

  1. Elaborar una rutina diaria, estableciendo horarios e incluyendo las actividades a realizar. En la que dediquemos un tiempo delimitado, para la búsqueda activa de trabajo. 
  2. Buscar actividades, que preferiblemente, no supongan un elevado gasto económico y que puedan hacernos sentir bien. El deporte en estos casos, puede ser nuestro mejor aliado. Actividades como, salir a correr, andar por la playa o la montaña, o ir en bici, pueden resultarnos ampliamente placenteras. Ayudan a liberar nuestra mente de aquello que tanto nos oprime y además, su coste económico es prácticamente nulo. 
  3. Organizar las tareas del hogar. Es importante liberarnos de la creencia de que, aunque pasemos la mayor parte del tiempo en casa, tenemos la obligación de invertir todo este tiempo en tener nuestra casa limpia como una patena. Debemos aprender a encontrar tiempo para todo. 
  4. El ocio, dentro y fuera de casa. Está claro que durante la semana será más complicado programar actividades que impliquen a otras personas, a no ser que estén en una situación similar a la nuestra. Quedar con nuestros amigos para tomar un café y charlar un rato, puede aportarnos una buena dosis de energía. Y si quedar con alguien, es más difícil, siempre podemos optar por coger un buen libro tras otro, escuchar música o crear un blog para hablar de aquello que tanto nos gusta.
  5. El uso de las redes sociales, una ventana al exterior. Siempre en su justa medida, el uso de las redes sociales puede mantenernos conectados con aquello que ocurre en nuestro entorno, liberándonos así de la sensación de aislamiento. 
  6. Por último, pero no menos importante, el apoyo de nuestro entorno más cercano. Ayudarse del apoyo de amigos, familiares o pareja, puede resultar fundamental para no sucumbir ante la difícil situación. Hemos de actuar con cabeza, evitando pagar con ellos nuestras frustraciones.  Compartir con ellos nuestros sentimientos e inquietudes, puede ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva, además del bienestar que genera. No obstante, hemos de procurar no ser monotemáticos. Evitemos que el objetivo de nuestras quedadas entre amigos, o las conversaciones con nuestra pareja, sea únicamente el de desahogarnos. También es bueno dejar cabida para escuchar lo que ellos tengan que contarnos. 

Las situaciones nos siempre se pueden modificar a nuestro antojo, pero sí que podemos decidir, cuántas ventanas queremos poner en esos cuatro muros y porqué no, hasta una puerta. 

Psicóloga, Ainoha Orenes Rodríguez (CV11.906)

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